Pintor flamenco que trabajó en Brujas, junto con Robert Campin en Tournai, fue fundador del Ars nova, estilo pictórico del gótico tardío en el siglo XV, que anuncia el renacimiento en el norte de Europa. Este periodo del arte flamenco se caracteriza por el naturalismo de vívidos colores al óleo, la meticulosidad de los detalles, la precisión de las texturas y la búsqueda de nuevos sistemas de representación del espacio tridimensional. Es probable que Jan van Eyck fuera oriundo de Maaseik, provincia de Limburgo. En 1422 trabajó en La Haya para Juan de Baviera, príncipe-obispo de Lieja. En 1425 Felipe III el Bueno, duque de Borgoña, le nombró pintor de la corte, cargo que conservó hasta su muerte. La relación que mantenía con el duque era tan buena que éste le encargó algunas misiones diplomáticas secretas.
Lo poco que se sabe de su primera época hace que se centre la atención en la relación artística que mantenía con su hermano Hubert. La oscuridad que rodea a la figura de éste ha provocado especulaciones y debates interminables entre los historiadores del arte, y hasta se ha llegado a sostener que tal hermano nunca existió.
Hoy se admite que pudo participar en la pintura de algunas obras que parecen ser de la primera época de Van Eyck. Entre éstas, que se atribuyen unas veces a ambos y otras a Jan o a Hubert, están Las horas de Turín-Milán (manuscrito destruido por el fuego en 1904), Las tres Marías ante el sepulcro (Museo Boymans van Beuningen, Rotterdam) y un díptico, La crucifixión y El Juicio Final (Museo Metropolitano de Arte, Nueva York).
La obra más famosa que puede incluirse en esta categoría es el monumental retablo titulado El cordero místico (1432, iglesia de San Bavón, Gante), compuesto por varios paneles que se abren para mostrar la pintura. Una cuarteta en latín, copia de la original que figuraba en este retablo, afirma que Hubert comenzó la obra y la acabó Jan.
Los historiadores del arte suponen que éste último reunió los paneles que Hubert tenía comenzados antes de su muerte en 1426, añadió otros nuevos de su propia creación y los ensambló todos juntos.
De Jan van Eyck se conservan cuidadosamente firmadas y fechadas entre 1432 y 1439 nueve obras, cuatro de ellas son de tema religioso, como La Virgen del canónigo Van der Paele (1436, Museo Groeninge, Brujas) y las otras cinco son retratos, como el de Giovanni Arnolfini y su esposa (1434, National Gallery, Londres).
Aunque se le han atribuido numerosas tablas sin firma, ni siquiera una docena se ha comprobado que sean obra suya. En este grupo se incluyen, además del retablo de Gante, La Virgen y el niño con el canciller Rolin (1433-1434, Museo del Louvre, París) y el retrato del Cardenal Niccolò Albergati (c. 1435, Kunsthistorisches Museum, Viena).
La asombrosa habilidad técnica de Van Eyck y la precisión en los detalles, reproducidos cuidadosamente, fueron muy admiradas por sus contemporáneos. Sus compatriotas todavía le seguían considerando el rey de los pintores en el siglo XVI.
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